martes, 4 de abril de 2017

La madre



Todas las mañanas la madre destapa al niño, lo lava encima de la cama y después lo coge en sus brazos para sentarlo en un sillón al lado de la ventana. El niño tiene la piel casi traslúcida y los huesos, que son de cristal, no le sostienen, así que la madre lo rodea de cojines para que no se caiga. El niño se pasa la mañana mirando lo que sucede en la calle y lo que mas le gusta es contemplar a los otros niños cuando vuelven de la escuela. Estira todo lo que puede la cabeza para que lo vean, pero ellos pasan sin advertir su presencia, perdidos en sus juegos y sus risas. Al niño por las tardes le sube la fiebre y la madre lo acuesta en la cama, se echa a su lado y le narra cuentos hasta que se queda dormido.
Una mañana el niño no se despertó y ahora, es la madre la que todas las mañanas se sienta en el sillón hasta que ve pasar a los niños que vuelven de la escuela. Después se echa en la cama y mira el techo de la habitación esperando que llegue la oscuridad y el desconsuelo se abandone al sueño.