Cinco
años juntos. Uno y medio de pasión e ilusión, otro año y medio de
proyectos de futuro, un cuarto de incertidumbres “¿qué me está
pasando”? Y el último de aburrimiento y desidia.
_Cielo
¿qué te parece si tomamos un poco de aire fresco? _le dijo un día
ella_ Y se fue a casa de una amiga pero a la semana el la llamó.
_¿Cuándo
vuelves amor? _y a ella su voz le resultó cansina.
El
continuó llamándola todas las semanas durante aquellos dos meses de
ausencia hasta que decidieron citarse en una cafetería.
_¿Qué
le digo? _ piensa ella_ ¿Cómo termino esto?
Al
torcer la esquina estaba allí sentado, en la terraza, mientras
revolvía el café con hielo, esa estúpida manía suya de pedir café
con hielo para luego dejar que se licuase y el irritante ruido de la
cucharilla tropezando en el cristal del vaso y el hielo chocando
contra la cucharilla y contra las paredes del vaso como un pequeño
iceberg a la deriva.
_¿Sabes?
¡No lo soporto! Ni un día más. Esa costumbre tuya de pedir un café
con hielo para luego tomártelo sin el_. Y levantándose se fue por
donde había venido.