jueves, 28 de marzo de 2013

Homenaje



En el silencio acre de la sala, las palabras del hombre del traje de chaqueta gris oscuro se mezclaban con el tic tac del reloj de pared, con la tos persistente y monótona del anciano de la pajarita de lunares verdes y con el chirriar del arrastre de la silla de la anciana de la toquilla malva.
-“... esta fiesta de la primavera que celebramos todos los años por su simbolismo. El renacimiento, los nuevos brotes de la naturaleza que pletóricos se nos presentan con su sinfonía de formas y colores... Al igual que todos vosotros que cada año que pasa aquí estáis....la mayoría.... pues alguno ha pasado ya a esa otra vida que gloriosa nos espera.... Y al igual que hacemos siempre, queremos y debemos homenajear al más anciano que recae, como en los últimos años, en Constanza.”
 Y el hombre del traje gris oscuro se acerca con un ramo de rosas blancas y rojas a una anciana gibosa que está sentada en un sillón de cretona floreada. Esta, de tan encorvada, casi roza su puntiagudo mentón con las huesudas rodillas tapadas con una ligera manta azul. Al ver que el hombre se acerca, levanta con dificultad su cabeza y le dirige una aviesa mirada con sus pequeños ojos verdiazules. El hombre intenta depositar en su regazo el ramo de flores, pero ella, cogiéndolo con sus manos de dedos sarmentosos, lo lanza al aire y el ramillete queda esparcido por la alfombra de arabescos floreados. Luego abre su pútrida boca sin dientes y comienza a gritar, con una voz ronca y extraña para una anciana tan decrépita.
-“¡Dejadme en paz! ¡Todos los años lo mismo! Y así hasta la eternidad por los siglos de los siglos... ¡A mí! ¡Nacida como Constanza di Castiglione en Mantua, en el año de 1480! ¡Amante de César Borgia, de Rafael de Urbino y cortesana famosa en el puente de Rialto! ¡A mí, que decidí vender mi alma al diablo por la vida eterna! Pero que cegada por la soberbia, no leí la letra pequeña de aquel contrato escrito con letras góticas. Sí...,viviría eternamente..., pero pasados trescientos años desde la fecha de mi nacimiento, envejecería poco a poco durante toda la eternidad.”

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